viernes, 13 de abril de 2018

LOS SIGLOS OSCUROS DE AKENAR

Existe cierto vacío histórico a finales del siglo II DS en lo que se refiere a la documentación escrita acerca de la ciudad de Akenar. No sólo los incendios fueron mermando paulatinamente los datos sobre esta época sino también los pérfidos insectos de la polilla y el zurrel, cuya presencia desapercibida puede resultar en la destrucción total de enormes cantidades de pergamino en un archivo privado o una biblioteca mal atendida. En tales casos me he visto obligado a consultar referencias de otro tipo, ya sea la lectura indirecta de objetos materiales como pinturas, esculturas, tapices e incluso monedas, como fuentes orales, es decir, los relatos de los pocos elfos de la Bóveda que estaban vivos en aquel entonces -son muy escasos los que alcanzan los 800 años y se cuentan con los dedos de media mano los milenarios- así como algunas confirmaciones del mago Rary "el Traidor" y su hijo Asmund, ambos dotados del extrañísimo don de la Larga Vida.

Así, cotejando, he descubierto que en varias líneas genealógicas arcanas existen nombres de reyes que no llegaron realmente a existir o personajes duplicados o monarcas cuyos años de reinado no coinciden en distintas fuentes y un galimatías sin orden ni concierto. Por mencionar dos o tres ejemplos del este caos: a pesar de mis dudas iniciales, puedo afirmar que sí existió el mítico Rey Teodoro el Blanco, del cual se dice que curaba la lepra con las manos, pues el propio Rary le sirvió y encontré en una cámara de un banco enano un arcón de monedas con la inscripción RTA, que imagino que se refiere al "Rex Theodorus Albae" de uno de los Tres Sellos Reales; no existió nunca el Rey Preste ni su consejero gnoling Gildo de Garvil; si bien se mencionan con avidez en numerosas canciones y chascarrillos populares, ambos fueron posiblemente inventados por el trovador Lambeth d'Galiac en su famosos Cuentos de Cambia. Y si, la Dama Avice de los cantares fue la heredera del Caballero Verde; estoy seguro de su existencia pues encontré su tumba en unas ruinas en un subterráneo de Halcóngris.

Podría afirmarse que principios del siglo III DS el Imperio Vilonio utilizaba al Reino de Akenar como muro de contención de todos aquellos pueblos norteños svardos que habían representado una amenaza en las décadas pasadas. Bajo el reinado del Rey Eadred el Martir y la Reina Ethwyn II, los arcanos enviaron emisarios al reino svardo de Atria en el año 231 DS. Aquel había sido fundado por Trevor el Errante, con la ayuda de las sacerdotisas adoradoras del Sol, divinidad a la que daban el nombre de Pelor. El nombre "pel" proviene de la suma de las runas svardas "pa" (fuego) y "el" (aire); de modo que pelor más que un nombre es un significado: "aquel que habita en el sol". Los clanes y tribus svardas se habían unido en aquel reino que, a pesar de ser joven estaba poblado por gentes vigorosas, contaba con tierras húmedas pero muy fértiles y una fuerte alianza con el Reino Faérico de Yvonesse que les proporcionaba grandes tranquilidades en el oeste. En aquellos tiempos reinaba Matilda la Sabia, la cual se dice hablaba numerosos idiomas aparte del svardo, incluídos no sólo vilonio y común sino también orco y élfico. Los emisarios arcanos querían conseguir permisos de pastoreo en los alrededores de Fuerte del Sol, el castillo atrio más sureño que cerraba el acceso a los valles de los ríos Carmo y Enda. Las fuentes atrias indican que el permiso fue concedido pero las crónicas arcanas dicen los contrario. Al año siguiente, el 232 DS, una pequeña alianza de señores feudales arcanos comandados por la legendaria Condesa de Malahute, Lady Sigrid, atacó por sorpresa Fuerte del Sol y lo tomó a sangre y fuego. Dicho asalto se inmortalizó por los trovadores arcanos en la famosa Oda de Malahute. Siglos después las ruinas de Fuerte del Sol acabarían siendo reconstruidas y son los cimientos del que hoy en día llamamos Castillo de la Tabla.

La caída de la fortaleza atria fue el principio de una larga contienda que empezó así, con ataques ocasionales de un lado del río al otro; eso dio paso a incursiones de castigo por parte de nobles de ambos reinos. En el año 239 DS la ciudad arcana de Escávalon fue quemada y saqueada por jinetes atrios, un año después el Rey Eadred el Martir reunió un ejército y marchó al norte saqueando Pinea como represalia y ya a esas alturas se podía hablar de guerra que alcanzó su punto más recordado cuando su produjo la famosa Batalla de Quebrada en el año 244 DS en la que murió la Reina de Akenar Ethwyn II debido a una flecha en un ojo. Entonces el Rey Eadred el Martir perdió el juicio y realizó una carga de caballería descabellada contra el frente del ejército atrio liderado por la Reina Matilda la Sabia; el monarca fue capturado y murió aquella noche debido a las graves heridas recibidas; se cuenta que se negó a recibir ningún tipo de curación por parte de las sacerdotisas de Pelor (de ahí su sobrenombre). A pesar del duro varapalo recibido por Akenar, el sucesor y primo de la fallecida reina, Marcel II, continuó la guerra entre ambos territorios con sucesivas campañas que culminaron en la llamada Traición de las Lanzas, en el año 286 DS, donde el Rey Marcel II se reunió para hablar de la paz con la mayor parte del culto solar atrio en una antigua atalaya enana en las cercanías de Trois. Numerosos caballeros arcanos emboscaron y dieron muerte a la mayor parte de las sacerdotisas de Pelor. La reina atria de aquel entonces Delaida II (nieta de la reina Matilda pero sin la legendaria perspicacia de su abuela) consiguió huir con vida. En los meses siguientes, a pesar de la tenaz resistencia en algunos castillos, el reino de Atria acabó por ser derrotado, sus ciudades fueron conquistadas, la monarca enviada a Akenar como rehén junto con dos docenas de hijos e hijas nobles, sus tierras repartidas y su señorío sostenido bajo régimen feudal tributando directamente al Rey Marcel II de Akenar cuya primera orden al entrar en Tréveris fue la de demoler el Templo de Pelor y erigir sobre él la Catedral de Eadred el Martir.

Los territorios que hoy conocemos como la La Campiña eran conocidos como Bestalia en tiempos del Imperio Vilonio. En el año 247 DS el pueblo svardo de los lecios había invadido el territorio llegados por mar desde las islas de Skai. El Imperio había sido incapaz de hacer frente a la situación y había pedido ayuda a Akenar pero éste se encontraba en su propio conflicto con Atria por lo que la provincia se derrumbó.  Los svardos crearon el Reino de Lecia, cuya capital estaba situada en la ciudad fortaleza de Wylham. También los lecios crearon dos o tres reinos menores, como el Señorío de Camberlaar y el Reino de Gall. A la altura del año 270 DS los tres territorios peleaban entre si por dominar la región hasta que la dama Ingrid, hija del enfermo y anciano rey de Lecia, Godón II, viajó a Akenar para intentar una alianza con Marcel III el Ilustrado (hijo de Marcel II el engañador). A pesar de la edad de la dama Ingrid (que se acercaba a la treintena cuando ocurrieron estos hechos) el rey arcano, cuya situación estaba en entredicho por no contar con descendencia, aceptó. Así pues el Reino de Mecia y Akenar fueron uno bajo el reinado del primogénito de ambos, Marcel III, que subió al trono en el 287 DS; durante su breve reinado también consiguió anexionarse el resto de territorios lecios, Camberlaar bajo amenaza militar y Gall con la construcción de un monasterio sillenita que consiguió convertir a muchos en la ciudad debido a ciertos milagros (de credibilidad ambigua); de hecho la ciudad cambió su nombre a Saint Gall. Los arcanos empezaron en aquellos tiempos a llamar "Campiña" a todas las llanuras verdes que se extendían al este del río Guyón.

El Imperio Vilonio en varias ocasiones reclamó las tierras que el viejo Godón II le había arrebatado medio siglo atrás pero Marcel III, reunió a numerosos letrados eclesiásticos versados en Derecho Vilonio para contrarrestar legalmente aquellas peticiones. Incluso llegó a declinar una invitación formal para presentarse en Nevesy en el año 289 DS. El rey arcano murió en una emboscada de orcos mientras regresaba a Akenar desde Tréveris, en el año 294 DS. Heredó el trono su hijo Elgar que contaba con tan sólo 9 años. Éste nombro Senescal del Reino a una militar de origen arquitano, Guillermina de Bulé. Se trataba de una mujer experimentada y capaz que años atrás había combatido en las filas del Imperio Vilonio. La costa del Mar Ilko, bajo control imperial, atravesaba un período de gran incertidumbre debido al episodio del Nigromante Didio Aetius, un hechicero vilonio de gran poder que mató a muchas gentes en las provincias costeras de Carpina y Arquitania. Con la excusa de buscar al Avatar Renacido, una leyenda vilonia que decía que un señor de los infiernos nacería bajo determinada combinación astrológica, la provincias vivieron varios años de terror a los que hubo que añadir la gran peste del año 295 DS que mató a un tercio de los habitantes. Cuando el año 296 DS la Senescal sitió la ciudad de Carpina, el casus belli de Akenar fue detener la locura de Didio Aetius que antes de morir mató a una gran cantidad de caballeros y clérigos sillenitas. Guillermina de Bulé se manejó con habilidad con los emisarios vilonios y contra todo pronóstico mantuvo el control de la plaza consiguiendo así la primera salida directa al mar Ilko del Reino de Akenar.

Poco después Elgar fue coronado Rey de Akenar y se iniciaron las obras de la catedral de San Darion. El Imperio de Vilonia, a pesar de las tensiones generadas por la toma de Carpina, envió emisarios para invitar al Rey Elgar a la coronación del Emperador Offa, en el año 310 DS. Por supuesto, el Imperio de Oriente, que poseía gran parte de la franja costera de todo el Mar Ilko, no veía con buenos ojos los avances arcanos en el litorial. Todo esto lo sabía el Emperador, que aunque era más joven que el rey arcano, era un dirigente mucho más hábil. En los dos encuentros que tuvieron el Rey de Akenar y el Emperador se firmaron pactos, ambos perjudiciales para Akenar. El Rey accedió a pagar un Diezmo al Imperio por salvaguardar su frontera del Sur y preservar Carpina, y en segunda instancia tuvo que mandar caballeros sillenitas como auxiliares del ejército vilonio.

El semielfo Offa sobrevivió a varios reyes de Akenar, y a lo largo de todo el siglo IV DS evitó que el Reino se expandiese, a base de pactos, casamientos y alguna traición. En el año 390 DS, cuando murió el Emperador Offa, las fronteras de Akenar seguían como cien años antes.

Este proteccionismo del Imperio Vilonio de Oriente no pasó desapercibido a todos. En el año 402 DS subió al trono Umberto de Acre, hermano menor del antiguo rey (que murió sin descendencia). El Rey Umberto, ayudado por su consejero Dionis, un elfo exiliado de Myrl (nada menos que el primo de los monarcas elfos Aeryn Myrl y Yania Myrl) retomó la antigua costumbre sillenita de expandir los territorios. Con la ayuda de su consejero (que al ser elfo facilitaba mucho el entendimiento) consiguió que el vecino Reino Faérico de Yvonesse, cuyo monarca ya era Tanis Wym -perduraría al frente por siglos-, se convirtiese en vasallo de Akenar. Quizás el Rey Tanis prefirió cierto menoscabo en su honor a cambio de una promesa de paz que Akenar siempre cumplió. Por otro lado el Rey Umberto reorganizó los territorios y legalizó el hasta entonces prohibido culto de Pelor, así como otros cultos de dioses paganos que empezaron a ser permitidos en las fronteras del reino. Convirtió los grandes territorios de Atria en un Ducado, quizás para intentar sanar antiguas rencillas (aunque la primera Condesa de Atria fue Lady Adele de Kent, una noble leal al Trono de ascendencia arcana). Tras eso conquistó las tierras de Lundor en una victoriosa campaña de doce años de duración. En el año 424 DS, dejó de pagar el Diezmo al Imperio Vilonio de Oriente, lo que le enfrentó directamente con el Emperador Offa II y dio comienzo a lo que muchos llaman la Guerra de los Dos Siglos.

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