jueves, 22 de septiembre de 2016

Nota breve sobre la Escuela Palatina

En la Escuela Palatina de Akenar se puede estudiar magia, aunque no es secreta tampoco es que se nombre a menudo. Los Cinco Saberes que se estudian allí son Artes (seis años), Teología (quince años), Medicina (diez años), Derecho (trece años) y Arcano (diez años), siendo éste último el que menos estudiantes tiene, con mucho.

viernes, 16 de septiembre de 2016

Episodio 1

La ciudad de Akenar fue fugazmente atacada a principios del mes de Octubre del año 1082 AD por un ejército de trasgos que había desembarcado proveniente de las tierras del oeste del Lago Aark antes conocidas como Dortoña. Las dos batallas que tuvieron lugar representaron sendas victorias para los arcanos y el ejército invasor fue disuelto y destruido en los días siguientes aunque no se pudo evitar que los goblins causasen importantes daños en las aldeas cercanas a Akenar. Varios castillos fueron incendiados, numerosas aldeas fueron saqueadas y muchos campos y cosechas se perdieron.

Quizás por esa devastación, a pesar de la derrota de los trasgos los ánimos de la ciudad no estaban en su mejor momento y añadamos que la propia Reina había sido herida en batalla. La misma Nanya, tras recuperarse, mostró su disgusto por el estado moral de la ciudad, de modo que el Consejo Real se reunió el día 15 de Octubre y uno de los temas a tratar era la mejora anímica de los habitantes en la capital. Entre las propuestas sugeridas son mencionables la celebración de un torneo, el reparto de pan negro en los dóminus del mes de noviembre o la realización de un esfuerzo de las arcas del Reino con objetivo de reparar las defensas de la ciudad y por tanto afianzar la confianza burguesa en la inexpugnabilidad de las famosas murallas de basalto. Conociendo el espíritu pragmático de los arcanos no es de extrañar que la medida acordada fuese la tercera de ellas de modo que se asignó la nada despreciable cifra de 17.000 coronas para que el Condestable, Maese Darren, realizase las obras que estimase oportunas. Al día siguiente el mencionado Condestable hizo llamar varios de los Oficiales de la ciudad para ser informado del estado concreto de las murallas y fosos. Tras una revisión pormenorizada de las mismas que ocupó a una buena parte del los Oficiales de la Casa Consistorial y a un nutrido número de soldados de la Guardia, se llegó a la conclusión de que la torre este de la Puerta de Atria y el muro sur del Castillo de San Urbano eran los dos puntos con más deterioro de todo el perímetro defensivo y que ciertos lugares de las alcantarillas necesitaban tapiarse y cegarse. El Condestable se reunió el día 22 de ese mes con los maestres del Gremio de Constructores y se firmaron tres contratos por la suma de 5.000 coronas por cada uno de ellos. La tradicional prudencia arcana del Condestable le inclinó a reservar 2.000 coronas para imprevistos que, sin dudas, surgirían. Las obras habrían de acometerse con gran celeridad ante la inminente llegada del mal tiempo de modo que se estimó un máximo de un mes para la conclusión de las mismas. Al acabar Noviembre todo debía estar reparado. El Condestable se aseguró que los contratos le resultasen favorables a la ciudad y añadió una fuerte mordida en el pago si las fechas no se cumplían según lo acordado.

A la altura del 25 de Octubre las tres obras se estaban realizando en Akenar ocupando en su totalidad a dos centenares y medio de trabajadores del Gremio, sumando maestros, oficiales y aprendices además de picapedreros, carpinteros, leñadores, albañiles y encofradores.

El lunes 1 de Noviembre empezaron los hechos que nos interesan. Fue en la obra del castillo de San Urbano, en las reparaciones del muro principal en su cara sur. La enana Arin Pelogris era la maestre al mando de las reparaciones. A la hora completa, se escuchó un fuerte sonido de derrumbe y uno de los andamios de madera se partió y colapsó. Como la mayor parte de los trabajadores ya no estaban allí, Arin consideró en su informe que habían tenido suerte. La enana describió con precisión que un área de suelo de veinte pies por quince se había hundido bajo el peso del andamio dejando al descubierto una estancia abovedada desconocida por ella hasta el momento (o de lo contrario el apuntalamiento del andamiaje habría sido diferente). Tras interrogar al senescal de la fortaleza y al amo de llaves, la enana Arin llegó a la conclusión que los habitantes del castillo, al igual que ella, no tenían conocimiento de ninguna estancia bajo el patio de armas y por ese motivo no había sido puesta sobre aviso. Consultado el registro de las obras facilitado por el chambelán, tampoco constaba nada en absoluto. Arin Pelogris concluyó su informe con la especulación de la probable naturaleza de la estancia: una catacumba desconocida anterior a la construcción del patio de armas y del propio castillo de San Urbano que, según los registros -y ella lo recordaba bien pues había participado de joven en las obras iniciales- databa del año 866 AD, es decir, como poco la cámara descubierta tenía 216 años de antigüedad aunque ella añadía que tras examinar la mampostería del derrumbe y observar que se trataba de una cúpula de ménsula, cabía no menos que deducir que la construcción era mucho más antigua pues se trataba de un modo de levantamiento de techos totalmente abandonado hacía muchos siglos. A espera de órdenes, la maestra Arin ordenó cubrir el derrumbe y prosiguió con las obras tras enviar su informe al Gremio.

Al día siguiente, el día 2, el Gremio envió al oficial Gerome d'Lac, secretario de Bombo "el Arquitecto", uno de los Granmaestres. El oficial mantuvo una conversación privada con Arin y durante todo el día las obras en el castillo se trasladaron al muro norte. Esa noche el propio Granmaestre se personó en el castillo de San Urbano y felicitó a la Maestra Arin por su diligencia y eficacia. Otros cuatro enanos acompañaban al Granmaestre Bombo, todos portando material necesario para una pertinente exploración del lugar. Se preparó un sistema de cordajes y una grúa de madera y los cinco enanos bajaron al interior de la cúpula.