viernes, 13 de abril de 2018

LOS SIGLOS OSCUROS DE AKENAR

Existe cierto vacío histórico a finales del siglo II DS en lo que se refiere a la documentación escrita acerca de la ciudad de Akenar. No sólo los incendios fueron mermando paulatinamente los datos sobre esta época sino también los pérfidos insectos de la polilla y el zurrel, cuya presencia desapercibida puede resultar en la destrucción total de enormes cantidades de pergamino en un archivo privado o una biblioteca mal atendida. En tales casos me he visto obligado a consultar referencias de otro tipo, ya sea la lectura indirecta de objetos materiales como pinturas, esculturas, tapices e incluso monedas, como fuentes orales, es decir, los relatos de los pocos elfos de la Bóveda que estaban vivos en aquel entonces -son muy escasos los que alcanzan los 800 años y se cuentan con los dedos de media mano los milenarios- así como algunas confirmaciones del mago Rary "el Traidor" y su hijo Asmund, ambos dotados del extrañísimo don de la Larga Vida.

Así, cotejando, he descubierto que en varias líneas genealógicas arcanas existen nombres de reyes que no llegaron realmente a existir o personajes duplicados o monarcas cuyos años de reinado no coinciden en distintas fuentes y un galimatías sin orden ni concierto. Por mencionar dos o tres ejemplos del este caos: a pesar de mis dudas iniciales, puedo afirmar que sí existió el mítico Rey Teodoro el Blanco, del cual se dice que curaba la lepra con las manos, pues el propio Rary le sirvió y encontré en una cámara de un banco enano un arcón de monedas con la inscripción RTA, que imagino que se refiere al "Rex Theodorus Albae" de uno de los Tres Sellos Reales; no existió nunca el Rey Preste ni su consejero gnoling Gildo de Garvil; si bien se mencionan con avidez en numerosas canciones y chascarrillos populares, ambos fueron posiblemente inventados por el trovador Lambeth d'Galiac en su famosos Cuentos de Cambia. Y si, la Dama Avice de los cantares fue la heredera del Caballero Verde; estoy seguro de su existencia pues encontré su tumba en unas ruinas en un subterráneo de Halcóngris.

Podría afirmarse que principios del siglo III DS el Imperio Vilonio utilizaba al Reino de Akenar como muro de contención de todos aquellos pueblos norteños svardos que habían representado una amenaza en las décadas pasadas. Bajo el reinado del Rey Eadred el Martir y la Reina Ethwyn II, los arcanos enviaron emisarios al reino svardo de Atria en el año 231 DS. Aquel había sido fundado por Trevor el Errante, con la ayuda de las sacerdotisas adoradoras del Sol, divinidad a la que daban el nombre de Pelor. El nombre "pel" proviene de la suma de las runas svardas "pa" (fuego) y "el" (aire); de modo que pelor más que un nombre es un significado: "aquel que habita en el sol". Los clanes y tribus svardas se habían unido en aquel reino que, a pesar de ser joven estaba poblado por gentes vigorosas, contaba con tierras húmedas pero muy fértiles y una fuerte alianza con el Reino Faérico de Yvonesse que les proporcionaba grandes tranquilidades en el oeste. En aquellos tiempos reinaba Matilda la Sabia, la cual se dice hablaba numerosos idiomas aparte del svardo, incluídos no sólo vilonio y común sino también orco y élfico. Los emisarios arcanos querían conseguir permisos de pastoreo en los alrededores de Fuerte del Sol, el castillo atrio más sureño que cerraba el acceso a los valles de los ríos Carmo y Enda. Las fuentes atrias indican que el permiso fue concedido pero las crónicas arcanas dicen los contrario. Al año siguiente, el 232 DS, una pequeña alianza de señores feudales arcanos comandados por la legendaria Condesa de Malahute, Lady Sigrid, atacó por sorpresa Fuerte del Sol y lo tomó a sangre y fuego. Dicho asalto se inmortalizó por los trovadores arcanos en la famosa Oda de Malahute. Siglos después las ruinas de Fuerte del Sol acabarían siendo reconstruidas y son los cimientos del que hoy en día llamamos Castillo de la Tabla.

La caída de la fortaleza atria fue el principio de una larga contienda que empezó así, con ataques ocasionales de un lado del río al otro; eso dio paso a incursiones de castigo por parte de nobles de ambos reinos. En el año 239 DS la ciudad arcana de Escávalon fue quemada y saqueada por jinetes atrios, un año después el Rey Eadred el Martir reunió un ejército y marchó al norte saqueando Pinea como represalia y ya a esas alturas se podía hablar de guerra que alcanzó su punto más recordado cuando su produjo la famosa Batalla de Quebrada en el año 244 DS en la que murió la Reina de Akenar Ethwyn II debido a una flecha en un ojo. Entonces el Rey Eadred el Martir perdió el juicio y realizó una carga de caballería descabellada contra el frente del ejército atrio liderado por la Reina Matilda la Sabia; el monarca fue capturado y murió aquella noche debido a las graves heridas recibidas; se cuenta que se negó a recibir ningún tipo de curación por parte de las sacerdotisas de Pelor (de ahí su sobrenombre). A pesar del duro varapalo recibido por Akenar, el sucesor y primo de la fallecida reina, Marcel II, continuó la guerra entre ambos territorios con sucesivas campañas que culminaron en la llamada Traición de las Lanzas, en el año 286 DS, donde el Rey Marcel II se reunió para hablar de la paz con la mayor parte del culto solar atrio en una antigua atalaya enana en las cercanías de Trois. Numerosos caballeros arcanos emboscaron y dieron muerte a la mayor parte de las sacerdotisas de Pelor. La reina atria de aquel entonces Delaida II (nieta de la reina Matilda pero sin la legendaria perspicacia de su abuela) consiguió huir con vida. En los meses siguientes, a pesar de la tenaz resistencia en algunos castillos, el reino de Atria acabó por ser derrotado, sus ciudades fueron conquistadas, la monarca enviada a Akenar como rehén junto con dos docenas de hijos e hijas nobles, sus tierras repartidas y su señorío sostenido bajo régimen feudal tributando directamente al Rey Marcel II de Akenar cuya primera orden al entrar en Tréveris fue la de demoler el Templo de Pelor y erigir sobre él la Catedral de Eadred el Martir.

Los territorios que hoy conocemos como la La Campiña eran conocidos como Bestalia en tiempos del Imperio Vilonio. En el año 247 DS el pueblo svardo de los lecios había invadido el territorio llegados por mar desde las islas de Skai. El Imperio había sido incapaz de hacer frente a la situación y había pedido ayuda a Akenar pero éste se encontraba en su propio conflicto con Atria por lo que la provincia se derrumbó.  Los svardos crearon el Reino de Lecia, cuya capital estaba situada en la ciudad fortaleza de Wylham. También los lecios crearon dos o tres reinos menores, como el Señorío de Camberlaar y el Reino de Gall. A la altura del año 270 DS los tres territorios peleaban entre si por dominar la región hasta que la dama Ingrid, hija del enfermo y anciano rey de Lecia, Godón II, viajó a Akenar para intentar una alianza con Marcel III el Ilustrado (hijo de Marcel II el engañador). A pesar de la edad de la dama Ingrid (que se acercaba a la treintena cuando ocurrieron estos hechos) el rey arcano, cuya situación estaba en entredicho por no contar con descendencia, aceptó. Así pues el Reino de Mecia y Akenar fueron uno bajo el reinado del primogénito de ambos, Marcel III, que subió al trono en el 287 DS; durante su breve reinado también consiguió anexionarse el resto de territorios lecios, Camberlaar bajo amenaza militar y Gall con la construcción de un monasterio sillenita que consiguió convertir a muchos en la ciudad debido a ciertos milagros (de credibilidad ambigua); de hecho la ciudad cambió su nombre a Saint Gall. Los arcanos empezaron en aquellos tiempos a llamar "Campiña" a todas las llanuras verdes que se extendían al este del río Guyón.

El Imperio Vilonio en varias ocasiones reclamó las tierras que el viejo Godón II le había arrebatado medio siglo atrás pero Marcel III, reunió a numerosos letrados eclesiásticos versados en Derecho Vilonio para contrarrestar legalmente aquellas peticiones. Incluso llegó a declinar una invitación formal para presentarse en Nevesy en el año 289 DS. El rey arcano murió en una emboscada de orcos mientras regresaba a Akenar desde Tréveris, en el año 294 DS. Heredó el trono su hijo Elgar que contaba con tan sólo 9 años. Éste nombro Senescal del Reino a una militar de origen arquitano, Guillermina de Bulé. Se trataba de una mujer experimentada y capaz que años atrás había combatido en las filas del Imperio Vilonio. La costa del Mar Ilko, bajo control imperial, atravesaba un período de gran incertidumbre debido al episodio del Nigromante Didio Aetius, un hechicero vilonio de gran poder que mató a muchas gentes en las provincias costeras de Carpina y Arquitania. Con la excusa de buscar al Avatar Renacido, una leyenda vilonia que decía que un señor de los infiernos nacería bajo determinada combinación astrológica, la provincias vivieron varios años de terror a los que hubo que añadir la gran peste del año 295 DS que mató a un tercio de los habitantes. Cuando el año 296 DS la Senescal sitió la ciudad de Carpina, el casus belli de Akenar fue detener la locura de Didio Aetius que antes de morir mató a una gran cantidad de caballeros y clérigos sillenitas. Guillermina de Bulé se manejó con habilidad con los emisarios vilonios y contra todo pronóstico mantuvo el control de la plaza consiguiendo así la primera salida directa al mar Ilko del Reino de Akenar.

Poco después Elgar fue coronado Rey de Akenar y se iniciaron las obras de la catedral de San Darion. El Imperio de Vilonia, a pesar de las tensiones generadas por la toma de Carpina, envió emisarios para invitar al Rey Elgar a la coronación del Emperador Offa, en el año 310 DS. Por supuesto, el Imperio de Oriente, que poseía gran parte de la franja costera de todo el Mar Ilko, no veía con buenos ojos los avances arcanos en el litorial. Todo esto lo sabía el Emperador, que aunque era más joven que el rey arcano, era un dirigente mucho más hábil. En los dos encuentros que tuvieron el Rey de Akenar y el Emperador se firmaron pactos, ambos perjudiciales para Akenar. El Rey accedió a pagar un Diezmo al Imperio por salvaguardar su frontera del Sur y preservar Carpina, y en segunda instancia tuvo que mandar caballeros sillenitas como auxiliares del ejército vilonio.

El semielfo Offa sobrevivió a varios reyes de Akenar, y a lo largo de todo el siglo IV DS evitó que el Reino se expandiese, a base de pactos, casamientos y alguna traición. En el año 390 DS, cuando murió el Emperador Offa, las fronteras de Akenar seguían como cien años antes.

Este proteccionismo del Imperio Vilonio de Oriente no pasó desapercibido a todos. En el año 402 DS subió al trono Umberto de Acre, hermano menor del antiguo rey (que murió sin descendencia). El Rey Umberto, ayudado por su consejero Dionis, un elfo exiliado de Myrl (nada menos que el primo de los monarcas elfos Aeryn Myrl y Yania Myrl) retomó la antigua costumbre sillenita de expandir los territorios. Con la ayuda de su consejero (que al ser elfo facilitaba mucho el entendimiento) consiguió que el vecino Reino Faérico de Yvonesse, cuyo monarca ya era Tanis Wym -perduraría al frente por siglos-, se convirtiese en vasallo de Akenar. Quizás el Rey Tanis prefirió cierto menoscabo en su honor a cambio de una promesa de paz que Akenar siempre cumplió. Por otro lado el Rey Umberto reorganizó los territorios y legalizó el hasta entonces prohibido culto de Pelor, así como otros cultos de dioses paganos que empezaron a ser permitidos en las fronteras del reino. Convirtió los grandes territorios de Atria en un Ducado, quizás para intentar sanar antiguas rencillas (aunque la primera Condesa de Atria fue Lady Adele de Kent, una noble leal al Trono de ascendencia arcana). Tras eso conquistó las tierras de Lundor en una victoriosa campaña de doce años de duración. En el año 424 DS, dejó de pagar el Diezmo al Imperio Vilonio de Oriente, lo que le enfrentó directamente con el Emperador Offa II y dio comienzo a lo que muchos llaman la Guerra de los Dos Siglos.

viernes, 6 de abril de 2018

Los Dos Reinos de Sigia

Su altísimo, el Faraón Tutham’ra IV y la Faraona Acenath n'Akiiki II
El Príncipe de los Creyentes, Awluk ibn Sha, Tercer Califa.

Capital: Anhk (80.000)
Población: 2.500.000
Etnos:, 55 % Yu, 24 % sigios, 20 % alinos, 1% otros
Recursos: Gemas, betún, petroleo, papiro, especias, venenos, Especia.
Idioma principal: Sigio, alino

Aunque el Desierto de las Dunas es un lugar seco y abrasadoramente mortal, cambia por completo en las tierras bañadas por el río Sigis y al sur de los Dos Reinos. El norte de Sigia es un riguroso desierto donde escasean los oasis y abundan los peligros de muerte pero el sur, que es conocido como la Tierra de las Cataratas, está cubierto de interminables sabanas donde los sigios impusieron su ley sobre los pueblos negros Yu.

Sigia se encuentra gobernada por los Faraones (que en ocasiones son meros títeres) y a la vez por el Tercer Califa (lo mismo). Esto sucede porque en el siglo VII d.C. estas tierras fueron conquistadas por los alinos. Inicialmente los nuevos amos guerreros intentaron imponer el Destino como religión y perseguir las viejas costumbres, pero poco después de la ambiciosa fundación del Tercer Califato en el año 620 d.S. (que para los alinos era el 1230) la gran distancia entre Mirra y Anhk se fue imponiendo y la cultura sigia acabó por tragarse a los invasores, aunque muchos sigios y sus esclavos Yu empezaron a adorar al Destino, al que ellos llaman Istus. El resultado fue una cultura muy diferente a la alina e igualmente distinta a la antigua Sigia. El Tercer Califato iba a rivalizar con el de Libah y el de Mirra. Desde aquella las relaciones políticas entre Sigia y Ala’i se volvieron más bien tensas, aunque eso no entorpeció en modo alguno los abundantes intercambios comerciales de los hombres del desierto con el País del Sigis. 

Según dice la leyenda los faraones son descendientes directos de los moradores de Akgard. Dicho mito cuenta que en los tiempos ignotos de las guerras entre gardios y antiguos, los supervivientes navegaron hasta las costas de Ankay y fundaron el reino Sigio, donde acabaron por venerar a los muertos y a un panteón de dioses oscuros.

Para entender las tierras de Sigia hay que explicar algunas cosas sobre cómo ven el mundo. Las creencias de los sigios se resumen en una palabra: maat, u orden divino, según el cual todo nace y muere una y otra vez. Es decir, ellos ven la vida como un estado que lleva a la muerte y la muerte como un estado que lleva a la vida; de la misma forma que el Sol sale y se pone todos los días. Se podría decir que su visión del universo es eternamente doble: hay vida y muerte, día y noche, mar y tierra, hombres y mujeres, etc. Casi todos los dioses sigios se dividen en los masculinos, que son deidades de la noche y la muerte, y los femeninos, del día y la vida. Sólo existen tres dioses que no entran en esa categoría, dos son dioses mixtos (son ambas cosas), llamados Hu (que es la Luna) y Kakra (por Seluna) . El otro es Heka, que no tiene género y se puede traducir como el que trae la magia (es un escarabajo, mensajero de los dioses). Los dos dioses más poderosos son Isis (Diosa de la Vida) y Osiris (Dios de la Muerte), que cuando están juntos reciben el nombre de Ra; aunque el panteón es muy grande: Nut (diosa del Cielo), Geb (dios de la Tierra), Ator (Diosa del Amor y de los Peces), Horus (Dios de la Guerra y de las Aves), Satis (Diosa del Bien y del Agua) y Seth (Dios del Mal y del Desierto). Es fácil entender que para ellos los números impares dan mala suerte. Como el Panteón sigio da tanta importancia a los muertos como a los vivos, se les conoce como Dioses Muertos.

Sigia se denomina "Los Dos Reinos" pues tiene dos faraones, un hombre y una mujer. Tradicionalmente cuando uno de los dos faraones fallece, el otro se suicida. La sucesión suele ser hereditaria aunque la política sigia es muy compleja (no es raro que el Tercer Califa se entrometa) y podría decirse que en el siglo XI d.S. reina la Dinastía VI, llamada Ra'n'Akiiki. El incesto está perfectamente admitido en la Familia Real, si bien no es infrecuente que al subir al trono los faraones asesinen -con todos los honores- a todos los hermanos y hermanas en la línea de sucesión más cercana.

Todas las deidades masculinas tienen sacerdotes masculinos al igual que todas las deidades femeninas tienen sacerdotisas femeninas. En el caso de magos y hechiceros (que se consideras adoradores de Heka) se encuentran ambos sexos. La magia arcana es infrecuente en la vida cotidiana de las ciudades y campos sigios (aunque medallones de protección y anillos son bastante más comunes) pero no existe el menor tabú social sobre los pocos que la practican, más bien son vistos como privilegiados de los dioses. La magia sagrada es igualmente poco frecuente pero no existe ningún noble que no tenga una sacedotisa de Isis a su servicio.

Sobra decir que tras la invasión de los alinos, la religión tradicional apenas sufrió algún cambio salvo que muchos sigios también creen en Istus (nadie lo llama Destino en Sigia). Para encajarlo en sus creencias, hablan de Istus como si fuese una especie de Heka, sin ser masculino o femenino.

Para complicar aún más las cosas, existe también un culto único a Istus, extendido en su mayor parte sobre los descendientes alinos de las estirpes conquistadoras. No existe ninguna ciudad en toda Sigia sin una mezquita o donde no se llame a la oración cinco veces al día. Ambos mundos -el maat y el Destino- han encontrado un precario equilibro de convicencia donde no es infrecuente que surjan problemas. Las disputas internas están a la orden del día. No sólo se ha gestado un enfrentamiento constante entre los adoradores de los Dioses Muertos (como se conoce al Panteón) y los fieles al Destino, también hay luchas intestinas que enfrentan a las familias nobles sigias, envidias y graves represalias contra los ladrones de tumbas y los liberadores de esclavos. En estas tierras tanto elfos como enanos se ven muy raras veces, y la mayor parte de las gentes los tiene como un mito. Además de eso está la fuerte intolerancia con las religiones tribales que los esclavos yu han traído consigo de los reinos negros del sur. La religión sigia exige a veces sacrificios indescriptibles a sus Dioses Muertos y esa es una de las fuentes de fricción constante con los adoradores del Destino.

Como se ha mencionado, la esclavitud es algo totalmente normal en Sigia. Un dueño de esclavos puede disponer de ellos como le parezca con derecho absoluto sobre la vida y la muerte. Para los alinos, sin embargo, es de mal gusto matar a tus propios esclavos.

Los sigios, una raza de tez relativamente clara y ojos oscuros, contrastan mucho con alinos o Yu.

Los hombres y mujeres en la sociedad sigia son vistos de forma más o menos pareja.

En cuanto a la política más reciente, en los últimos años parece ser que el Tercer Califa Awluk ibn Sha ha perdido algo de fuerza respecto a los Faraones. Quizás esto se deba a las maniobras políticas de la faraona Acenath. Incluso se rumorea que Awluk es amante de Tutham’ra IV. Aparte de eso, en Ala'i el Califato de Nystul se ha hecho muy fuerte y los algunos movimientos de los emires lamares empezaron a amenazar los intereses sigios, en especial atacando las rutas marinas rumbo norte en el Mar de las Medusas. Todo esto llevó a que, en el año 1091 d.S., el Califa Awluk decidiese hacer una incursión de castigo y saqueo sobre la ciudad de Nioveh. La campaña se extendió algo más de lo esperado y terminó siendo un asedio de un año, la toma de la ciudad (lo único que se respetó fue el Alto Templo de Istus y el barrio tresio) y una batalla con el ejército alino del Malik Wasim al Abdalrahman, enviado por el propio Califa Nystul (esto sucedió en verano del año 1093 DS). De modo que la situación en el año 1093 d.S. es bastante tensa.

Las riquezas de este reino son muchas, empezando el río, con sus crecidas y sequías estacionales, es una fuente constante de frutos, se da en él una agricultura rica y fértil. El papiro, el grano y la fruta son los resultados. Son también importantes las minas de gemas de las Montañas de la Luna, al oeste.  Además, en el desértico norte existen grandes pozos de betún, bien explotados por los sigios y alinos, además de la abundante caza y maderas nobles en la sabana sureña. La pesca es muy abundante en el Mar Blanco y fácil de transportar por el río Sigis, de modo que la Octava Alcaçaba (O Thmany, como le llaman para acortar) aparte de ser un importante bastión militar, es un punto clave en la economía de los Dos Reinos. También al oeste hay un mercado de Especia que proviene de las Montañas de la Luna, muy exclusivo. Existe una pequeña comunidad tresia en Sigia que monopoliza el mercado lejano marítimo. La mayor de estas comunidades está situada en Enetria que es una gran urbe portuaria que no sólo comercia con Draak sino también con los Reinos Negros que se encuentran al sur, las Islas de la Hechicería al este e incluso ocasionalmente con Akgard. Esta ciudad es la única de los Dos Reinos donde existe una Bóveda élfica.

Es costumbre del país que los templos y tumbas tengan una magnificencia espectacular, y tampoco es extraño que, en algunas ocasiones, la ira de la mayoría esclava se centre en dichos templos.

En Sigia se pueden encontrar caballos alinos y camellos pero algunas raras veces se pueden ver caminantes de la arena o thua'ti, que son unos lagartos gigantes que fueron domesticados hace tiempo y cuya ventaja principal es que pueden desplazarse mucho más rápido por terrenos abruptos y secos, aunque no son capaces de aguantar sin beber tanto como un camello. Un thua'thi vale como diez caballos.

La moneda de Sigia es el dinar, que equivale a una monera de oro -o corona- de Akenar. La moneda de plata se llama dirham y es la más común. Las monedas pequeñas de cobre se llaman qah. El platino apenas se ve en los Dos Reinos y es poco frecuente que los mercaderes lo acepten.

En Sigia se hablan tres idiomas que son sigio, alino y yu, siendo el primero de estos el más extendido. En los puertos y en la capital no es extraño encontrar personas que hablen común, si son comerciantes o viajeros. También se puede encontrar un poco de ilko en su dialecto tresio. La mayor parte de la documentación escrita está en alino, que está considerado el idioma culto de los tratados. El sigio se escribe en jeroglífico de modo que se usa para templos, sellos de los faraones y tumbas. El yu, cuya forma escrita es lineal, apenas se usa en pergamino pues la gran mayoría de los esclavos no sabe leer. Los pocos documentos que se pueden encontrar están en arcilla o en las paredes de algún templo de los dioses y espíritus yu como pueden ser Amma, Cagn, Eshu, Katonda, Kibuka, Leza, Mujaji (la diosa de la lluvia), Nyame, Ogun (espíritu del hierro y la guerra) u Olorum.

El ejército de Sigia está compuesto, principalmente, por temidos jinetes alinos y arqueros sigios que, en muchas ocasiones, actúan como guarniciones en las fortalezas. También es habitual la infantería de lanceros. Las ciudades de Sigia suelen estar amuralladas y, en el oeste, las fortalezas en las montañas son inexpugnables. La arquitectura sigia ha alcanzado un grado de perfección muy superior al alino, por lo que sus plazas fuertes suelen estar bien construidas y ser muy difíciles de atacar. Los armeros sigios también se distinguen por su maestría en las armas, mucho más letales probablemente por la escasa calidad de las armaduras sureñas. En ocasiones cazan con armas arrojadizas, como jabalinas o boomerangs. No es infrecuente encontrar nobles que llevan armas del llamado acero gardio.


jueves, 5 de abril de 2018

Mondenkainen en el año 1082 DS

En algún momento del verano del año 1081 DS el archimago Mordenkainen y sus compañeros del Círculo de los Ocho se corrompieron al leer los Pergaminos de Antigua, un objeto maldito saqueado por un grupo del elfos en las estancias del Nigromante Ardalas, en Erioch.

A finales de otoño de ese mismo año el mago intentó robar el Cuerno de Dragones que se guardaba en las cámaras del castillo de Tréveris. El archimago trató de aprovechar la confusión de la guerra civil -los ejércitos sillenitas no estaba lejos de la capital- pero fracasó en gran medida por culpa de Ragnar el Ojo, el adivino de la reina Loretta II de Kent.

A principios del año 1082 DS el caballero atrio Sire Mortimer de Avia (una de las Tres Espadas) persiguió al archimago acompañado de varios Buscadores de la Luz. Le derrotaron parcialmente y consiguieron exiliarle del Orbe utilizando un poderoso conjuro de excomunión.

Sin embargo la fortuna sonrió a Mordenkainen que a pesar de estar moribundo y condenado en las tierras infernales del Hades, fue rescatado por un grupo errante que se encontraba también en serios problemas.

Prometió entonces devolver un favor a cada uno de ellos.

El primero que invocó dicho favor fue Vanion, un elfo de Yvonesse que, preocupado por la caída y saqueo de Iliya en manos de Oonegith aquel pasado agosto, le pidió que ayudase a los elfos de aquellas tierras a librarse del Rey Demonio.

En mayo de ese mismo año de 1082 DS Diana, una paladina arcana, le pidió que la ayudase a solucionar una situación tensa en Dumswich, en las tierras de Wolsak, muy al norte. El archimago acudió con gran alivio para la caballera.

El mago Enoch es el único al que Mordenkainen aún debe un favor.